La absolución de Álvaro Uribe por parte del Tribunal Superior de Bogotá, prácticamente fue tirar a la basura todo el trabajo de la juez Sandra Liliana Heredia la fiscalía y las víctimas, quienes durante cerca de 12 años trabajaron para llegar a una conclusión en primera instancia, pues este proceso comenzó en el momento en que Uribe y sus abogados quisieron urdir un plan de entrampamiento en contra de Iván Cepeda.
Y aunque ese Tribunal desestimó todo ese trabajo, para muchos es un hecho que aunque los tribunales absuelvan a Uribe la verdad lo condena, pues es un secreto a voces que Álvaro Uribe ha sido determinador de mucha de la criminalidad atribuida al paramilitarismo y a hechos de profunda corrupción en el país.
Basta ver las chuzadas del das a magistrados, políticos de oposición o Defensores de Derechos Humanos y sindicalistas por las cuales hay múltiples funcionarios de Uribe condenados por la justicia. Por ello no se entiende que el tribunal ahora declare ilegales las escuchas a Álvaro Uribe cuando en la práctica él fue el instaurador de una política de persecución haciendo uso de los mecanismos de inteligencia y defensa del Estado.
Aunque esta situación pareciera un revés para las víctimas, por el contrario le imprimirá fuerza al movimiento social y político que no quiere que una clase corrupta y criminal dominante vuelva al poder. De igual manera impulsa con fuerza la propuesta de una constituyente para erradicar la politización de la justicia que pareciera estar en manos de esa misma criminalidad, pues no son gratuitos los fallos del Consejo de Estado, del CNE y de muchos juzgados que, para la sana lógica y la sana objetividad, están actuando definitivamente “al revés”.



